Sos ritos y las santas populares.
Asociada a la vida en el campo aparecieron las historias de las santas populares. Según cuenta el mito, en su mayoría se trata de jóvenes mujeres o adolescentes que, en muchos casos por no querer ceder al acoso masculino, murieron trágicamente. Como almas, se dedican a hacer el bien a quien lo solicita. Algunas de ellas son:
La Difunta Correa: Deolinda Correa, mujer linda y joven madre,quedó a merced de los requerimientos amorosos de un comisario cuando su esposo fue reclutado por la fuerza por una tropa montonera. Por no convertirse en la amante del jefe de la zona, huyó con su hijo con la esperanza de aguantar la sed entre aguada y aguada. Luego de mucho andar -cuenta la leyenda- y cuando estaba al borde de sus fuerzas, sedienta y agotada, se dejó caer en la cima de un pequeño cerro. Unos arrieros que pasaron luego por la zona, al ver animales de carroña que revoloteaban se acercaron al cerro y encontraron a la madre muerta y al niño aún con vida, amamantándose de sus pechos.
La Telesita: Telésfora Castillo fue una niña que, abandonada por sus padres, se crió en el monte lejos de todo contacto humano. Se dice que solo se dejaba ver cuando, en días de fiesta, escuchaba el sonido del bombo legüero y le daba por bailar. Cuando fue descubierto su cuerpo carbonizado, la tradición exaltó su existencia inocente y determinó que, al haber muerto en estado de gracia, se había transformado en un espíritu capaz de interceder por cualquier cuestión ante Dios.
Almita Sibila: Visitación Sibila era, según el mito, una niña o una mujer joven que iba todos los días a la ciudad para vender los productos que traía del campo. Tenía un enamorado que diariamente la esperaba en el camino, sin poder vencer nunca su rechazo. Un día intentó forzarla y como se resistió la violó y la mató. Cuando la policía llegó al rancho del asesino lo encontró comiendo tiras de charqui hechas con el cuerpo de la muchacha. La joven asesinada se convirtió en una "almita milagrosa" canonizada popularmente.
Los ritos populares provenientes del noroeste argentino, cargados de una poderosa teatralidad, fueron una rica fuente de inspiración: • Las celebraciones con panes que se disponen sobre una mesa junto a otros alimentos para agasajar a las almas. • La danza ritual, cuya marca fundamental es la canalización de energías telúricas y celestes. • La presencia del chamán, el curandero que es capaz de interpretar los signos de la naturaleza y el mensaje de los sueños.
En cuanto a la utilización de alimentos en los rituales, Cecilia Hopkins señala:
Se procede a dar forma a la mesa de ofrendas. Se la cubre con un mantel recién lavado, sobre el cual se dispone una gran cantidad de ramas de hinojo. La receta general de la masa de las ofrendas es: por cada 10 kg de harina se usa un kg de grasa y 100 gr de levadura. La sal o el azúcar es cuestión del gusto de cada uno. Se buscan primero todas las ofrendas que tengan forma de paloma y, poniéndolas unas sobre otras, se arma un grueso cordón alrededor de la mesa. Al medio se ponen otras ofrendas, las que tienen forma de coronas, manos, moños, empanadas, soles. Finalmente la mesa se cubre con un impactante colchón de figuras de masa que forma un túmulo que va elevándose, como si fuera el verdadero cuerpo de una persona. En el espacio que dejan una y otra ofrenda se clavan las figurillas que representan a niños y animales, junto con chupetines. Rosquetes y alfajores de maicena se distribuyen por encima de las otras masas, junto con naranjas, manzanas cor tadas en mitades y bananas. Finalmente se adorna el conjunto con tiras de caramelos y ramas de churqui con pochoclos clavados en cada espina. (Tincunacu Teatralidad y celebración popular en el Noroeste argentino, Ed. INT)
No hay comentarios:
Publicar un comentario